Coronas doradas, alas blancas, sonrisas y algunos nervios, todo preparado para la gran fiesta de La Virgen Niña. El acto comenzó con un desfile en el colegio donde las familias se sintieron orgullosas de sus peques, que desde el principio se entregaron a la celebración.
Luego en procesión, nos dirigimos hacia la Parroquia de la Resurrección para que los niños brindaran sus cañas de margaritas blancas a la Virgen María. Después de la simbólica ofrenda nuestros pasos nos guiaron hasta la Casa del Señor. Sobre el altar comenzó la escenificación, el momento más álgido de la jornada. La Virgen Niña, sus padres Joaquín y Ana, el sacerdote y los angelitos actuaron con la alegría, la inocencia y el saber estar que solo los más menudos saben transmitir. A continuación, varios niños de tres, cuatro y cinco años realizaron peticiones a la Virgen. Fue un acto muy emotivo en el que todos, desde aquellos que presidían el altar hasta los que con su calor arropaban a sus compañeros, participaron de manera activa y entregada en la ceremonia.
Para finalizar, todos entonaron con sus voces angelicales canciones dirigidas a la Virgen. Agradecemos las palabras del párroco Don Silverio, que valoró profundamente el trabajo de nuestros alumnos más pequeños.